–Míralo por la ventana, como poco a poco se acerca, su cautela es tan sensual –Marty entra por la ventana, alza su cabeza y los mira, sus bigotes rosan con la persiana –. ¿Dónde estaba jovencito? –él lo reprende con vos fuerte pero consentida, con una acaricia sobre su espalda, Marty se vota a sus pies, se levanta y camina hacia ella dejando sus tiernas y húmedas huellas sobre la baldosa –. estas de mojado por el roció… (Suspiro)…. recuerdas cuando caminábamos descalzos sobre el prado –Como olvidarlo, regresábamos con los pies verdes y entre las uñas pedazos de hierva – Marty escala la cama y entre sus senos se acomoda, él se recuesta al lado de ella, la mira, Marty los deja, pero antes los voltea a mirar y dice miiiii, miiiii, ella se quita los tacones, se arrodilla y empieza suavemente a desamarra los tennis de él, y quitarle las medias –. Vamos, vamos a caminar, recobremos nuestros pasos – él se sienta sobre la cama toma su rostros con sus cálidas manos, ella suspira profundamente, dejando penetrar el aroma que expiden –. No sólo a recorrer lo que ya hemos caminado, sino que juntos encontraremos nuevos caminos. – ellos se abrazan transformando sus siluetas en una única unidad, un beso largo que se entrecruza con la respiración, la ropa cae en el suelo, sus cuerpos se recargan en el colcho, Marty trepa la mesa y escala hasta el monitor, como una espíritu celestial que custodia el amor de estos dos salvajes enamorados. – miii, mmiiiiii, miuack, miiii–.
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